Es de esos sitios donde vale la pena pasar un fin de semana por muchos motivos: el hotel en el edificio principal del antiguo monasterio, el spa, la gastronomía, la arquitectura, pero sobre todo el entorno.
Es una especie de templo del agua donde se respira aire puro y tranquilidad.
Y como existe abundante información sobre el lugar en la red, aquí sólo vamos a dedicar unos cuantos post a las imágenes obtenidas durante nuestra estancia.
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