El motivo primero de dirigirnos a Garopaba es reunirnos con una pareja de amigos afincados en España. Matrimonio compuesto de español y brasileña que durante muchos años vivieron en Brasil y, ahora pasan sus vacaciones viendo a la familia de ella y disfrutando de este bello país.
La idea es reunirnos y que nos informen in situ de muchas de las cosas de este país que como turista rara vez vas a poder conocer.
Cuando aparece a recogernos al hotel en Florianópolis lo hace con otro amigo portugués afincado en Sao Paulo, propietario de un restaurante italiano en la capital económica del país.
Nos cuenta que vamos a estar en un apartamento adyacente a su casa (vaya desde aquí el más sincero agradecimiento por todo y un fuerte abrazo a los dos y a sus hijos, que son gente encantadora) y, que se ha reunido un grupo muy heterogéneo. Algo que para nosotros es estupendo: nos va a servir para tomar contacto directo con personas de muy diversa procedencia dentro de Brasil.
Pero bueno, volviendo al título del post, cuando nos montamos en el coche (un volkswagen Gol, que no Golf) empieza un viaje alucinante.
Los paisajes son sobrecogedores por la belleza. Lo cierto es que es una zona montañosa al borde del mar con interminables praderas sembradas de vacas por doquier. Llueve continuamente y no es posible hacer fotografías del trayecto, pero os puedo asegurar que no he visto algo igual.
Las montañas están cubiertas de vegetación (que ellos llaman mato o mata, según quien hable) que realmente es selvática tropical e impenetrable. Cuando pasas junto al borde donde se inicia no puedes ver nada dentro, es como un muro verde.
En medio de todo eso cruza una carretera infame y, de la que dicen que es la más peligrosa de Brasil. Lo cierto es que es prácticamente imposible conducir. Esta todo el trayecto en obras desde hace tiempo, hay gigantescos baches y socavones no señalizados donde se podría esconder un perro pastor alemán.
La ruta hacia el paraiso está llena de trampas que nuestro experto conductor portugués sortea hábilmente para poder volver a la tranquilidad de Garopaba, de donde le habíamos sacado.
Ya estamos aquí. Parecia imposible llegar, pero sí. Hemos tardado en hacer un viaje de unos 110km casi dos horas. Cargados con cuatro maletas grandes y totalmente baqueteados del trayecto. Pero valía la pena.
Justo antes de llegar, hablamos por teléfono con un familiar que tambien pasa temporadas en España y temporadas en Brasil. Me dice que vamos a una de las zonas más bonitas que conoce. No le faltaba razón.
Esto que teneis a continuación es lo que nos encontramos al atardecer.
La que se ve en el centro de la foto es la casa donde estábamos hospedados. Más abajo a la izquierda, un chiringuito de playa. La tarjeta de presentación de la zona.
Hay que tener en cuenta que aquí es pleno verano y la gente está de vacaciones.
No pude resistir la tentación. Cuando descargamos las maletas y conocimos a todo el grupo, baje a la playa a ver y tomar fotos.
Garopaba está en el fondo de una bahía rodeada de montañas, con una densísima vegetación. La línea de costa presenta multitud de pequeñas calas y playas arenosas limitadas del eterno verde de Brasil. Como la que nos encontramos nosotros.
A pesar de que estamos en pleno verano y que además todo el mundo comenta que ha habido una gran afluencia de veraneantes, no encuentras en ninguna playa ni en el pueblo ninguna agloeración. Ni de personas ni de vehículos.
Garopaba es una población de entre 10.000 y 15.000 habitantes con un núcleo urbano pequeño, de casas bajas y dedicado al turismo. Especialmente al surf. Está considerado uno de los mejores puntos para esta actividad del mundo y especialmente de Brasil.
Como podeis apreciar en las fotografías de encima de estas letras, todo es un jardin natural. El cesped es de origen natural y los habitantes a penas le prestan cuidados.
En general, podemos observar que los brasileños tienen una conciencia clara de la preservación del entorno. Y las normas, aunque puedan parecer chocantes en algún caso, tienen su explicación.
Por ejemplo, el chiringuito. Tiene lavabo, del cual se recoge el agua y no se vierte en el riachuelo del lateral, ni al mar. No tiene aseo. Pero no es una deficiencia, es por normativa.
El ambiente de estos rincones es familiar y el chiringuito se nutre de los clientes que generan las viviendas colindantes así que cuando necesitas ir al aseo o eres de la zona y lo tienes en tu casa o te buscas un amigo. Es decir la playa y el chiringuito no se llenan de gente tipo dominguero.
Hay otras playas donde te encuentras establecimientos de restauración más grandes con sus servicios y están obligados a depurar antes de verter a la red de alcantarillado.
English
The first reason to direct us to Garopaba is to gather us with a couple of friends established in Spain. Compound marriage of Spaniard and Brazilian that during a lot of years lived in Brazil and, now spent his holidays time meeting the family of her and enjoying of this beautiful country.
The idea is to gather us and that they inform us "in situ" of many of the things of this country that like rare tourist time could know.
When they appear to collect us in the hotel in Florianopolis do it with another Portuguese friend established in Sao Paulo, owner of an Italian restaurant in the economic capital of the country.
They explain us that we go to be in an adjacent apartment to their house (go from here the sincerest gratitude by all and a strong embrace to the two and to his children, that are lovely people) and, that has gathered a very heterogeneous group.
Something that, for us, is amazing: it goes us to serve to take direct contact with people of very diverse origin inside Brazil.
But well, going back to the title of the post, when we were in the car (a volkswagen Goal, not Golf) begins an incredible trip.
But well, going back to the title of the post, when we were in the car (a volkswagen Goal, not Golf) begins an incredible trip.
The landscapes are awesome by the beauty. The true is that it is a mountainous zone to the edge of the sea with interminables prairies full of cows everywhere. It rains continuously and is not possible to do photographs of the trip, but you can ensure that I have not seen something equal.
The mountains are covered of vegetation (that they call "mata" or "mato", it depend on who speak) that really is rain forest.. When you happen beside the edge where it initiate can not see at all inside, it is as a green wall.
In means of all this crosses a dreadfull road and, of which it is said that it is the most dangerous in Brazil. The true is that it is practically impossible to drive. This all in works from, there is gigantic potholes not signalized where could hide a dog German shepherd.
The route to the paradise is full of cheats that our expert Portuguese driver avoids skillfully to go back to the tranquility of Garopaba, from where we had taken him out.
And we have got to arrive in this little city (10-15 thousand hab.) totally dedicated to the tourism. A natural garden that is known all around the world as one of the best places to surf.
Brazilian people is very conscientized to hold carefully environment. And Garopaba is a good sample for this.
No hay comentarios:
Publicar un comentario