Creo que está foto de abajo lo resume perfectamente.
Es así en todos los ámbitos. Entre semana es un auténtico hervidero de gente y a partir del sádado al medio día no ves absolutamente a nadie.
Te encuentras magníficas áreas de la ciudad, como el Panteón.
Y, a pocos metros en la misma plaza, te encuentras un bellísimo edificio antiguo en estado cercano a la muerte.
Un estupendo edifio moderno y un gran hotel y unos edicios en la calle siguiente que parecen haber resistido a una guerra.
Pero en lo que no hay contraste es en la amabilidad. La gente es amable y agradable en todos los escenarios.
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