La sección de panadería está muy
bien cuidada. La presentación, la atención, todo está muy bien.
Pero el pan en Brasil es de una calidad muy inferior a la que estamos
acostumbrados especialmente en España, Francia o Italia.
Teóricamente consumen poco pan, pero la realidad es que a la hora
que vayas hay gente comprando.
Si quieres comer un pan mínimamente
decente te lo tienes que comer recien hecho, si no es así comeras
chicle. No sé si se debe a la humedad ambiental o a qué, pero esa
es la realidad. Tienes muchas clases de pan que fabrican
contínuamente, pero con todos pasa lo mismo. Tanto aquí como en
cualquier otro sitio que vayas a comprar.
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