sábado, 17 de septiembre de 2011

Dos españoles en Brasil. São Francisco do Sul. Segundo día. 28-01-2010.

La noche pasada ha sido totalmente diferente de la anterior. Los mosquitos venían a visitarnos pero no nos atacaban. Por tanto, el descanso ha sido completo. Las noches sin mosquitos son tranquilas en esta ciudad.
Otro factor de riesgo importante para el descanso es el calor, según nos cuentan. Si hace un día soleado y sin viento, las noches pueden ser muy calientes y húmedas.

Lo cierto es que hasta el momento, salvo algunos ratos en Florianópolis, no hemos pasado excesivo calor.



 
Hoy nuestra prioridad era cambiar euros por reales. Así que nos encaminamos a desayunar al mercado municipal: esta mañana hemos probado los pasteles de banana. Aquí los hacen muy buenos.



Después nos vamos a la acera de enfrente a preguntar dónde podemos cambiar. Nos comentan que posiblemente en Correios, que es nuestro Correos. Pues no. En la oficinas de correos no se puede. Ellos nos indican que vayamos a la oficina central del Banco do Brasil.

Allí nos encaminamos, preguntamos y,  nos dicen que ellos no tienen allí servicio de cambio. Nos indican que el único sitio para cambiar en la ciudad es una tienda que hay cerca del mercado municipal.

Llegamos allí, preguntamos y nos dicen que hace ya un año que no tienen el servicio. Bueno, no hemos conseguido nada, pero hemos entrado en contacto con la gente de la calle y empezamos a entender el idioma, que, realmente, si te hablan despacio lo entiendes prácticamente todo. Por otro lado nos dicen que si queremos cambiar euros debemos dirigirnos a Joinville. Allí seguro que nos cambian.

Ante esa situación, decidimos localizar el medio de transporte más cómodo, adecuado y barato para desplazarnos a esa ciudad, lo cual no nos viene nada mal pues dentro de unos días será nuestro próximo destino.

Al final de la avenida marítima hay una parada de taxi. Al acercarnos, antes de preguntar nada ya nos aborda un taxista. Está claro y comprobado por nosotros que turistas europeos en esta zona son raros y el taxista nos ha "cazado" en un tris.

El amable taxista nos pregunta que si necesitamos sus servicios y le comentamos que no en ese momento, pero si para el día siguiente para ir a Joinville y que nos gustaría saber el precio. El amable señor empieza diciéndonos que 140 reales y termina diciendo que 180.

Lo que a nosotros nos huele a chamusquina. Sólo hay tres taxistas en la parada, no se ve movimiento y, la dialéctica para aumentar el precio conforme avanzas en la conversación nos dice: búscate otro.

De manera que decidimos volver a la tienda donde habíamos comprado el móvil y nos comentan que hay un servicio de taxis regular compartido. De primeras, te suena muy raro, pero hemos venido a conocer esto. Nos dan la tarjeta, se lo agradecemos y nos vamos.

Al llegar a nuestra casa se lo comentamos a nuestro anfitrión, quien a su vez lo comenta con su asistente y nos confirman que es un servicio serio. No hacen el favor de llamarlo y citarlo par el día siguiente.
Este tipo de taxi realiza recorridos regulares como los autobuses, tiene paradas y horarios fijos. Casualmente tiene una parada junto a la casa donde nos hospedamos.

Y el precio para el trayecto de 50 kms es de 12 reales (3,60€) por persona. Es decir baratísimo. Decidimos por tanto irnos a Joinville. Para vuestra información, es más barato incluso que el autobus.

El día sigue y ofrecemos a nuestro hospedador hacer una comida española que tanto le gusta: una paella. Sale muy bien pero el arroz disponible aquí no da el mismo resultado. Es vaporizado y no absorve bien todo el caldo  de la paella. Pero queda encantado y pasamos la tarde conversando y aprendiendo cosas sobre Brasil. Lo cual se agradece mucho.

Porla tarde decidimos salir a tomar algo y vamos al restaurante que visitamos el día anterior y probamos los camarones de la zona y, otra vez, riquísimos. Puestos así decidimos probar las caipiriñas. Probamos las de fresas, muy buenas, pero nada que ver con las de Garopaba. Aquí las hacen suavecitas (ellos dicen para turistas) con cachaça de marca conocida incluso en España y con fresas dentro. Realmente las de Garopaba eran especiales. Tengo la impresión de que va a ser inevitable la comparación mientras dure nuestro viaje.




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