sábado, 10 de septiembre de 2011

Dos españoles en Brasil. Vuelo Madrid-Florianópolis 20-01-2010.

El principio de esta aventura ha sido nuestro vuelo desde Madrid.
Toda una odisea porque en la capital de España el frio era intenso y sabíamos que al llegar a Brasil teníamos temperaturas de verano. Lo que implica que tienes que salir al aeropuerto con ropa de invierno y quitártela en el avión y llegar con ropa de verano.
Hemos viajado con TAM (compañía aérea brasileña) porque entre otras cosas dan los mismos servicios que Iberia pero hay una diferencia en el precio de ida y vuelta para dos personas de 1500€. El modelo de avión es exactamente el mismo, los servicios son los mismos pero el precio no es el mismo. Curioso ¿no?
Al llegar a Sao Paulo tuvimos a penas media hora entre desembarcar  pasar la aduana y volver a coger otro avión hacia Florianópolis, capital del estado de Santa Catarina. En el sur de Brasil.
Cuando llegas a Sao Paulo (teniendo en cuenta que no hemos visto nada de la ciudad más que desde el avión) te sorprenden varias cosas.
Era de madrugada y la ciudad está con la iluminación nocturna, mucho más tenue que la de cualquier ciudad europea. En segundo lugar te asombra la extensión de la ciudad desde el aire.
Hemos salido de una gran urbe hace unas horas, pero al llegar a esta ciudad la extensión de la construcción te deja perplejo.
Un tema importante a considerar antes de salir es el peso del equipaje:
2 maletas de un peso máximo cada una de 23kgs por persona y una pieza de equipaje de mano de 5kgs con unas dimensiones máximas de 55x40x20cm. Si te excedes en el equipaje a facturar los precios a pagar son altísimos.
Bueno, hecha esa aclaración, seguimos con Sao Paulo. El aeropuerto está muy bien organizado, así como la aduana. Todos los trámites son rápidos y en seguida ya te das cuenta de que estás en el otro lado del mundo.
El aeropuerto se ve bien conservado y limpio pero se nota el peso de los años en la construcción. Nada que ver con nuestra terminal de Barajas.
En algunos puntos de este inmenso aeropuerto se nota la falta de información para guiar tus pasos hacia el siguente avión. Pero se suple con la amabilidad del personal del aeropuerto y su buena educación en el trato a los visitantes. Muy bien este aspecto.
En el corto espacio de tiempo que tuvimos entre vuelo y vuelo salimos a la calle y pudimos aspirar el aire cargado de humedad y ver la vegetación en los aledaños del aeropuerto. Sólo una pequeña muestra de lo que es esto.
Cogimos nuestro vuelo unos minutos después hacia Florianópolis, que se hizo cortísimo porque vas viendo la orografía y el paisaje. Empiezas a alucinar.
Es una impresión increíble. Vas bordeando la costa casi todo el tiempo. Pasas por encima de ríos de magnitudes inimaginables para un español o un europeo. Te das cuenta de que la naturaleza es desbordante.
Infinidad de bahías, lagunas, islas junto a la costa continental, rios, montes, todo cubierto por una vegetación más que exhuberante.
Llegamos al aeropuerto de Florianópolis. Un pequeño aeropuerto equivalente a uno de los muchos pequeños que hay en España. Sales del avión por la escalera y vas andando al terminal que está a 150 metros.
El color verde empieza a desbordarte nada más bajar del avión. Se acrecenta cuando sales del aeropuerto, te montas en el taxi que te lleva a la ciudad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario