sábado, 15 de octubre de 2011

Dos españoles en Brasil. Praia de Capri. Santa Catarina.

Siguiendo los comentarios y recomendaciones de la gente de aquí hemos decidido hacer una visita a la playa de Capri.

Esta es una playa salvaje (como hay muchas en Brasil) de la que todo el mundo dice que es una maravilla, por su arena, por el entorno, por la tranquilidad...

Como siempre tomamos fotos de lo que se ve desde el coche por la carretera. Ahí va.



 
Pues hemos visto todo menos la línea de playa. Pero bueno, vale la pena. Situada en el extremo suroccidental de la bahía de Babitonga hay un espacio natural junto al mar digno de ver. A unos 50 metros del arenal hay un humedal, donde se puede ver gran cantidad de fauna, especialmente aves.



 
Intentamos llegar a la playa pero las lluvias habian anegado el camino de acceso como podeis ver aquí.
 
Por este camino sólo circulan bicicletas y alguna moto, pero el paso de coches está prohibido. Así las cosas preguntamos y nos dijeron que había otro acceso a unos tres kilómetros. Allí que fuimos.

Más hacia el interior a unos 400 metros de la línea de playa está la selva directamente. Una carretera corta en dos una masa selvática que cubre una extensión de  varios kilómetros cuadrados y te lleva a otra zona con acceso. Pero también era imposible llegar al sitio. La naturaleza pone barreras para defenderse. Lo que se podía ver en el acceso era este "riachuelo". Porque aqui eso es muy común. A pesar del caudal que lleva nace a un kilómetro y medio de distancia. Estas son las vistas a derecha e izquierda del puente que cruzamos para intentar llegar a la playa.



Después de cruzar el puente, a unos 100 metros de distancia aproximadamente, paralelo y situado entre la línea de playa y el río te encuentras este canal.

Canal de acceso para embarcaciones que entran y salen del Iate Club de Capri. Situado al final de una zona residencial de personajes públicos muy ricos de la vida catarinense y de otros no tan ricos. Pero curiosamente todos están de acuerdo en una cosa: la preservación del lugar. Por eso se niegan a que las autoridades asfalten el camino de acceso a lo que en ningún caso se podría llamar urbanización. Aquí teneis unas fotos del club náutico, el puerto deportivo y el canal.





 
A continuación podeis ver los accesos y el restaurante del club. Que por cierto está muy bien, pero no pudimos hacer fotografías dentro porque había varios personajes de la política y no nos dejaron.




Después de eso, nos dimos un paseo por la zona residencial. Pudimos ver muchas casas, pero lo que más sorprende es lo que vais a ver a continuación.


Nosotros circulábamos por la calle. A nuestra izquierda, los chalets y a nuestra derecha eso. Bonito yate ¿verdad?
Bien lo que ocurre es que las parcelas de la derecha corresponden a los jardines y zona de recreo de los chalets de la izquierda y cada uno tiene su embarcadero particular. Casi nada.


Un rato después empezó la tormenta que estábamos viendo venir y nos tuvimos que ir. O sea que la playa en sí no ha sido posible verla. Pero, tenemos la invitación de un propietario para salir en su barco y poder verla desde el mar en unos días, cuando el tiempo mejore.

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