viernes, 14 de octubre de 2011

Dos españoles en Brasil. Joinville 4º dia. Cosas de casas y cosas de bancos. 5-2-2010

Hoy hemos vuelto a  la Receita Federal a ver si está nuestro CPF.
Efectivamente está. Hemos hecho una llamada a nuestro contacto en España para que nos envíe dinero.
Nos ha dado nuestro código secreto y nos hemos ido una vez más a la sede central del Banco do Brasil a recoger el dinero. No ha habido ningún problema. A los pocos minutos de haberlo enviado desde España, ya estaba dispoble en el banco.
Después de todas las peripecias parece increíble. Bueno ya sabemos que el sistema funciona. Nos han informado que se puede cobrar (sin problemas) en cualquier sucursal del banco, en cualquier sitio.
Volviendo con las cosas de casa. En Brasil se dispone de prácticamente de todos los electrodomésticos que conocemos. Digo prácticamente porque hay algunos que aquí no hay. Pero también se da el caso inverso. Aquí hay algunos que nosotros no tenemos.
Ese es el caso que nos ocupa ahora. En Brasil las lavadoras tienen múltiples opciones:
-Lavadora como la conocemos nosotros, de carga frontal o superior.
-Lavadora-.secadora.
-Lavadora sin centrifugación (como eran las de hace mucho mucho tiempo).
Está última está extendida. El motivo es que hay mucha gente, especialmente mayor que les es más fácil el manejo con menos electrónica.
Pero centrifugan en otro aparato: la centrifugadora. El proceso consiste en que sacas la ropa de la lavadora escurriéndola un poco y la pasas a la centrifugadora.
Esto requiere del buen hacer personal. Este aparato que me parece un invento demoníaco necesita de un curso de adaptación. No tiene controles, ni botones. Sólo se enchufa y desenchufa. Tiene una tapa superior que da acceso al cilindro giratorio donde se introduce la ropa mojada.
Se supone que lo pones en marcha y, por la manguera de desagüe, sale el agua y ya está.
Pero no. Tiene más secretos. La primera vez que la hemos puesto en funcionamiento, la centrifugadora se paseaba por el espacio que le permitía el cable, produciendo un ruido extrañisimo que nos ha hecho volver corriendo. Lo primero que hemos pensado es que echaba de menos a su dueña y quería irse. La hemos recolocado en su sitio y hemos esperado a que terminase.
Un dato importante es que no hay relación directa entre la capacidad de la lavadora y la de la centrifugadora. O lo que es lo mismo, hay que centrifugar unas tres veces para completar una lavada. Aparentemente la ropa está bien.
La segunda tanda pensábamos que ya estaba sumisa porque no se mueve. El proceso perfecto. Pero llega la tercera y el aparato se vuelve otra vez en contra nuestra.
Ante la situación pedimos consejo a alguien de aquí que, tras reirse mucho, nos explica que es muy importante la forma de colocación de la ropa, de forma anular, equilibrando pesos, tanto alrededor como de arriba a abajo.
Así lo hacemos y sale perfecto. El problema es que para toda la acción de lavar y centrifugar te hacen falta del orden de dos horas y media, no tener ningún fallo y ser fiel acompañante de la centrifugadora.
Por otro lado el resultado final es desastroso. Así que si venis a Brasil y os dais con uno de estos aparatos, evitar a toda costa ponerlo en funcionamiento. Es similar a la caja del juego de la película Jumanji.

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